¿Cuánto Vale un Alma?

“Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres.”
Marcos 1:17

¿Qué significa ganar un alma? Una pregunta poderosa y muy relevante para todo seguidor de Jesucristo. No nacemos siendo ganadores de almas, aunque el deseo de ganar almas ya está dentro de nosotros. Tenemos que ser desarrollados, edificados y equipados para convertirnos en ganadores de almas.

1. Técnicas del Pescador

Consideremos las técnicas de un pescador en relación con ganar almas. El deporte de la pesca tiene muchos factores a tomar en cuenta. Existen distintos cuerpos de agua: un río o arroyo, un lago, el océano. Las estaciones del año —invierno, primavera, verano u otoño— determinan el clima, y el clima afecta la elección del señuelo adecuado. Incluso el lugar es un factor importante.

Para convertirse en un buen pescador, hay que aprender el arte y todas sus técnicas, que son muchas. De la misma manera, para convertirnos en ganadores de almas, debemos ser formados y entrenados.

2. Un Corazón Sabio

“El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio.”
Proverbios 11:30

Cuando rendimos nuestra vida a Jesús por primera vez, nuestros corazones se llenan de fuego fresco y entusiasmo. No podemos evitar contarle a otros acerca de Él —Aquel que abrió nuestros ojos y nos liberó. Esa pasión por ver a otros ser salvos y caminar en la verdad es una de las primeras señales de un corazón transformado. Pero con el tiempo, ese fuego inicial puede apagarse.

A veces nos enfocamos tanto en nuestro propio crecimiento espiritual, en nuestras rutinas o responsabilidades ministeriales, que olvidamos el corazón del evangelio: las almas. Un corazón sabio no busca a Dios solo para sí mismo; busca llevar a otros hacia Él. La sabiduría entiende que nuestra fe no es solo personal, sino también misional.

El que gana almas es sabio porque entiende lo que realmente importa: la eternidad. Cada persona que encontramos tiene un destino eterno. Cuando compartimos a Jesús, no solo hablamos palabras; estamos liberando a las personas del cautiverio, ofreciéndoles libertad del pecado y rescatándolas de la separación eterna de Dios.

Somos agentes de Dios en la tierra, enviados para llevar la esperanza del cielo a cada corazón.
Un corazón sabio mantiene viva esa misión: amar, alcanzar y salvar.

3. Sin Temor

“Entonces Jesús le dijo a Simón: ‘No temas; desde ahora serás pescador de hombres.’”
Lucas 5:10

El miedo no tiene lugar en la vida del creyente. Cuando el amor de Dios habita en nosotros, Su perfecto amor echa fuera todo temor. El momento en que Jesús llamó a Simón Pedro a seguirle, inmediatamente abordó el miedo, porque el miedo es una de las mayores barreras para la fe y la obediencia. Cuando Dios nos llama a alcanzar almas, también nos da el valor para hacerlo.

Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? No tenemos razón para temer el rechazo, la oposición o el fracaso. El amor de Dios dentro de nosotros nos da la confianza para salir con valentía y hablar la verdad con amor. No tememos el futuro, porque nuestro futuro está seguro en Él.  No tememos la opinión de los demás, porque vivimos para la aprobación de Dios.

“Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno.”
1 Juan 5:19

Sí, el mundo que nos rodea está en oscuridad espiritual, y muchas almas están cautivas. Pero nosotros llevamos la luz, el poder y la autoridad de Jesucristo para liberarlas.Cuando compartimos el evangelio, confrontamos la oscuridad con poder divino. El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de los muertos vive en nosotros y habla a través de nosotros.

No solo somos llamados a pescar almas, sino a hacerlo sin miedo. Cada vez que actuamos con fe, declaramos que el amor es más fuerte que el miedo, y que la luz es mayor que la oscuridad.

4. Levántate de la Oscuridad

“Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de los pecados.”
Colosenses 1:13-14

A dondequiera que miremos, la oscuridad intenta influir y moldear el mundo que nos rodea. Hay fortalezas espirituales sobre ciudades, naciones y culturas; sin embargo, sin importar cuán densa sea la oscuridad, la luz de Dios siempre brilla más fuerte. No estamos llamados a temer la oscuridad, sino a levantarnos por encima de ella. Dios ya nos ha rescatado de su dominio y nos ha trasladado a Su glorioso Reino.

Vivimos en una generación que desesperadamente necesita la luz de Jesús. Mientras la cultura se aleja más de la verdad de Dios, nosotros debemos brillar con más intensidad. El mismo poder que nos sacó del pecado, la vergüenza y la ceguera espiritual ahora nos equipa para sacar a otros.
Antes fuimos cautivos, pero ahora somos portadores de libertad —embajadores de Cristo enviados para reflejar Su amor, bondad y gracia en un mundo oscuro.

Ganar almas no es solo un llamado, es nuestra comisión. Cada vez que compartimos el evangelio, cada vez que amamos al que no es amado o oramos por el que sufre, estamos arrancando almas de la oscuridad y trayéndolas a la luz del Reino de Dios. Eso es lo que significa levantarse: tomar nuestro lugar como portadores de luz, completamente despiertos, vivos y dedicados a la misión de Jesucristo.

PENSAMIENTOS FINALES

No nacemos siendo ganadores de almas, aunque el deseo de ganar almas está dentro de nosotros. Tenemos que ser desarrollados, edificados y equipados para convertirnos en ganadores de almas.

Debemos mantener nuestro corazón fuerte por las almas perdidas. Somos agentes del Reino de Dios, ¡y su eternidad está en juego!

Dios nos ha rescatado de la oscuridad, y debemos levantarnos para rescatar las almas perdidas que aún están cautivas, tal como nosotros lo estuvimos alguna vez.