Cómo Recibir una Palabra de Dios por Fe
La palabra del Señor libera abundancia, dirección y milagros. Todo en el Reino de Dios comienza con una palabra revelada. Cuando Dios habla, Su voz lleva el poder de transformar situaciones, cambiar atmósferas y traer Su voluntad del Cielo a la tierra.

1. Ten una Mentalidad Celestial
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
Mateo 6:9-10
El cielo es más real que lo que vemos con nuestros ojos naturales. Es un lugar rebosante de vida, gozo, abundancia y la presencia de Dios. Allí no hay enfermedad, escasez, temor ni fracaso. Cuando desarrollamos una mentalidad celestial, nuestra fe se eleva a un nivel superior.
Tener una mentalidad celestial cambia nuestra perspectiva. La abundancia deja de ser sobre lo que podemos acumular y se convierte en una herramienta para avanzar el Reino de Dios. Se trata de traer la realidad del Cielo a nuestros hogares, comunidades y al mundo. El deseo de Dios es que Su voluntad en el Cielo se vea plenamente manifestada en nuestras vidas aquí en la tierra.
2. Recibe una Palabra Revelada
Ciertamente el Señor omnipotente no hace nada sin revelar su plan a sus siervos los profetas.
Amós 3:7
Antes de que Dios actúe, Él habla. Él revela Su plan por medio de Su Palabra y por Su Espíritu. Una palabra rhema—una palabra viva y revelada de Dios—es más que información; es revelación. Trae fe, claridad y permiso divino para lo que Dios quiere hacer.
Cuando la Palabra de Dios es revelada, se convierte en la semilla del milagro. Su palabra revelada trae dirección, desbloquea el tiempo correcto y establece confianza en que lo que Él ha dicho, ciertamente sucederá. Así como los profetas de la antigüedad llevaban la voz de Dios, ahora el Espíritu Santo vivifica Su Palabra en nuestros corazones para que podamos entrar en Sus planes.
3. Recibe Milagros de Dios
Abre mis ojos para que contemple las maravillas de tu ley.
Salmo 119:18
Todo milagro comienza con una palabra de Dios. Mientras leemos la Escritura, oramos, adoramos o incluso realizamos tareas cotidianas, el Espíritu Santo puede hablarnos una palabra rhema que trae vida y dirección. Esa palabra se convierte en un “cheque en blanco” espiritual—una evidencia de que el Cielo ya ha autorizado el milagro.
Una vez que recibimos Su Palabra, la retenemos con fe: la hablamos, meditamos en ella y actuamos conforme a ella. Las leyes de la fe se ponen en movimiento, y es solo cuestión de tiempo antes de que lo que fue hablado en el espíritu se manifieste en lo natural.
4. Vive por Fe
Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza Él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.
Efesios 1:18-19
La vida cristiana no se trata de ser guiados por los sentimientos, sino por la fe—fe en la Palabra que Dios revela. Vivir por fe es vivir plenamente confiados en que lo que Dios ha hablado, Él lo cumplirá.
Cuando nuestros corazones son iluminados por la revelación, entramos en la sabiduría de Dios, vemos Sus planes con mayor claridad y caminamos en poder sobrenatural. Vivir por fe nos posiciona para experimentar lo milagroso, porque la fe recibe lo que la gracia ya ha provisto.

PENSAMIENTOS FINALES
La Palabra de Dios es el punto de partida para cada milagro, cada avance y cada movimiento de prosperidad en nuestras vidas. Cuando desarrollamos una mentalidad celestial, buscamos Su Palabra revelada y actuamos en fe, desbloqueamos el fluir del Reino de Dios en la tierra.
La fe toma a Dios en Su Palabra, y esa Palabra jamás falla. A medida que escuchamos Su voz y nos mantenemos firmes en lo que Él dice, veremos Sus promesas cobrar vida—trayendo la realidad del Cielo a nuestra vida diaria.